El octavo capítulo fue uno de los envíos más emotivos porque se trató un tema muy delicado como lo es la maternidad. Las tres abogadas se toparon con una complicada situación laboral: Mía tomó la defensa de una mujer que alquiló su vientre pero que se arrepintió durante el embarazo e Inés conoció al matrimonio que iba a alquilar ese vientre. Es por eso que las socias tuvieron que debatir con las dos partes para decidir qué hacer con este tema.
Por otro lado, Ricardo reunió a su familia para contarles que está muy cerca su nombramiento como Juez de la Corte Suprema, pero todo esto se desmorona cuando esa misma noche encuentran a Vicky y Germán –sus respectivos hijos- manteniendo una relación sexual.
Dolores vivió varias situaciones muy movilizantes. Su padre la visitó y le contó que se iba a casar con una chica más joven que ella y se replanteó su futuro con respecto a los hijos. Es por esto que consultó a un médico para congelar sus óvulos. La movilización emocional que le generó este hecho promovió discusiones y acercamientos con Mariano.
Y Mía, siempre protagonista de situaciones raras y divertidas, tuvo que actuar en un acto escolar de su hijo Mateo con su inmaduro ex marido disfrazado de pato.
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