jueves, 21 de agosto de 2008

El Perseguidor

Las tres abogadas comenzaron este episodio despertándose de formas totalmente diferentes: Inés, en la casa de Álvaro y apuradísima por irse; Mía, diciéndole a Federico que se vaya para no crear falsas expectativas en Mateo; y Dolores, con su primo meditando al costado de la cama. Las formas fueron diferentes, pero las tres quedaron exaltadas.
Después de mucho pensarlo, Inés explotó y decidió contarle a Ricardo que lo engañaba. La situación ya se tornó insostenible y la abogada se liberó cuando se lo dijo al juez, que –sorprendentemente- también pareció aliviarse al recibir la noticia.
Por otro lado, Dolores tuvo que lidiar con la vuelta de Mariano al estudio y –para colmo de males- tuvo que ayudarlo a él y a su nueva novia para intentar salvar el club de su barrio.
Al final, terminan organizando una peña a beneficio en el club en la cual Germán realiza un divertido número de stand up.
Y Mía, después de dar varias vueltas, se reconcilió con Federico. Pero los fantasmas del pasado se niegan a desparecer del todo: la confianza aún no ha vuelto a asentarse en la pareja y la abogada terminó revisando agendas y mails para asegurarse en qué andaba su marido.

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